lunes, 25 de julio de 2016

SEVILLA: CALOR EN PLENO DICIEMBRE, TAPEO Y BUENA MÚSICA COFRADE

Hoy me gustaría contaros otro de mis viajes especiales. Este texto lo escribí para la publicación y programa anual de Semana Santa de la Cofradía de la Oración del Huerto y la Vera Cruz de Medina del Campo, y hoy me ha apetecido compartirlo con todos vosotros, aunque con algún que otro cambio. Espero que os guste.

Como muchos sabéis (y para los que no lo sepáis os lo cuento ahora), desde hace 17 años formo parte de la Agrupación Musical de la Cofradía de la Oración del Huerto y la Vera Cruz de Medina del Campo. En realidad este proyecto comenzó como una banda de música vinculada a dicha cofradía para acompañar las procesiones de Medina del Campo (declaradas de Interés Turístico Internacional y de las que os hablaré dentro de muy poco tiempo). En la actualidad, por supuesto, continúa vinculada a esta cofradía penitencial, pero sus proyectos musicales son mucho más ambiciosos y se extienden no sólo a la Semana de Pasión, si no a todo el año y a gran parte de la geografía nacional. Por eso, quiero contaros un viaje que realizamos el pasado diciembre con motivo del Congreso Nacional de Bandas que se celebra cada dos años en Sevilla.


Comenzamos...

El 5 de diciembre de 2015 tuvimos el privilegio de iniciar una de las aventuras más emocionantes y más inolvidables que un miembro de una Cofradía y de una Agrupación Musical puede vivir. Bien entrada la madrugada nos subimos al autobús que nos llevaba a Sevilla, cuna de la música de la Semana Santa. Allí participaríamos en uno de los eventos más importantes que se celebra bianualmente en la ciudad, el Congreso Nacional de Bandas Ciudad de Sevilla. Allí se reúnen cada dos años multitud de bandas y agrupaciones musicales de toda España.

Maletas, instrumentos, trajes de gala, nervios, emoción, despedidas con los familiares y también algún que otro imprevisto de última hora. Pero por fin iniciábamos el viaje que tanto tiempo llevábamos preparando y que tanto sacrificio nos había costado. Llevábamos muchos meses realizando conciertos, actuaciones y otro tipo de eventos para recaudar fondos para esta gran ocasión, pero sobretodo, mucho tiempo de preparación del programa del viaje y de todos los actos a los que queríamos acudir. 

En unas horas llegábamos a nuestro destino y desembarcábamos en el albergue que nos alojaría durante estos días (aquí yo quiero hacer mi reseña personal: el albergue se llama Trotamundos Hostel, y desde luego, no lo recomendaría, pero eso sí, su ubicación es muy buena, en pleno centro de Sevilla). No queríamos perder detalle de la ciudad y teníamos mil planes por delante. No había tiempo que perder, así que enseguida dejamos las maletas en las habitaciones y comenzábamos la mañana visitando el conocido barrio de la Macarena. Unos decidimos hacer el recorrido a pie (pronto nos arrepentiríamos...jajajajaja) y los más perezosos prefirieron coger un bus que les dejó en la misma puerta de la Basílica de la Macarena. Vimos su impresionante altar, su preciosa imagen de la Virgen (para mi de las más bonitas de Sevilla), asistimos a una boda que se celebraba allí mismo y ya de paso aprovechamos para comprar los primeros souvenirs del viaje. Por la tarde, comenzaron las primeras actuaciones en el escenario de la Plaza Nueva y tuvimos la suerte de poder escuchar en directo algunas de las bandas de cornetas y tambores y agrupaciones musicales más populares del panorama nacional, como la AM Nuestro Padre Jesús de la Redención, la BCCTT San Juan Evangelista o la BCCTT del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, todas ellas anfitrionas.

Por la noche tuvimos tiempo libre y cada uno decidió hacer un plan diferente, pero el mío...fue la leche y nunca mejor dicho). Cenamos unas tapitas por el centro y nos acercamos hasta el barrio de Triana, donde junto al puente pudimos tomarnos un chocolate con churros en la terraza de la popular churrería que se sitúa al inicio del puente (recomiendo una porra rellena de Nutella que estaba para chuparse los dedos).

Al día siguiente y tras desayunar en el Bar El Museo, que estaba junto al albergue y que se acabaría convirtiendo en nuestro lugar habitual de encuentro por las mañanas y cuyo dueño nos trató fenomenal en todo momento, subimos de nuevo al autobús esta vez con dirección a la aldea del Rocío. Nada más llegar, entramos en la Ermita y con los vellos de punta pudimos escuchar una misa rociera que se estaba oficiando en ese mismo instante, vimos a la Virgen, aprovechamos para hacernos algunas fotos de grupo frente a la fachada principal, aprovechamos para disfrutar de las hermosas vistas que nos ofrecían las marismas y encender alguna vela. Como anécdota de la mañana... muchos de nosotros nos animamos a montar en un carro de caballos que por un módico precio nos llevaría a recorrer todos los rincones de la aldea. Fue uno de los momentos de más risas de todo el viaje.

A nuestra llegada a Sevilla tuvimos tiempo para comer y regresamos a Plaza Nueva para disfrutar de otro de los grandes conjuntos musicales, la BCCTT Los Gitanos. Poco después, todos juntos poníamos rumbo a uno de los lugares más significativos de la ciudad, la Plaza España. "¡¡Sonreid chicos!!". Esa fue la frase más repetida de aquel momento, ya que ninguno desperdició la oportunidad de tener su foto en las escaleras, en el puente, en el monumento homenaje a Valladolid o en cualquier rincón del que para mi gusto, es uno de los lugares más hermosos. Todos nos llevamos nuestra foto de recuerdo y compartimos momentos de muchas risas con los fotógrafos oficiales (padres, madres....jajajajaja) que nos acompañaban y que buscaban los mejores puntos para hacernos fotos. En esta ocasión decidimos regresar pronto al albergue y descansar, puesto que nos esperaban los días más duros y cansados del viaje.

La mañana del lunes todos nos despertamos más inquietos de lo habitual. Y una vez más, tras desayunar en el Bar El Museo, nos reunimos para ir a visitar el famoso barrio de Triana y conocer cada rincón. Era curioso y llamábamos bastante la atención porque nos habíamos hecho una cazadora polar para la ocasión y todos íbamos vestidos iguales. Al otro lado del puente, visitamos la Basílica del Patrocinio y el Cristo del Cachorro y después nos acercamos a la Capilla de los Marineros, que alberga al Cristo de las Tres Caídas y a la Virgen Esperanza de Triana. Espectaculares imágenes de la imaginería sevillana que sobretodo llamaban la atención por su diferencia con la imaginería castellana, aunque sí que es cierto que nada tiene que ver a las imágenes que procesionan bajo palio en Semana Santa (a pesar de ser las mismas). Aprovechamos el resto de la mañana para visitar otros lugares y para retomar fuerzas con un buen vino y una buena tapa en el Santa Ana, un bar mítico de la zona que habitualmente es frecuentado por los componentes del "Tres Caídas". También fuimos a hacer una visita a la tienda de instrumentos musicales de Julio Vera (personaje bastante conocido en el mundo de la música sevillana). Comimos, regresamos al albergue y...


...Y al fin llegó el momento. Dos horas antes de tiempo ya estábamos todos preparados en la puerta del albergue, el instrumento afinado, el traje de gala puesto y el gorro con su pluma, recién desembalados, dispuestos para ser estrenados en una ocasión muy especial como era esta. Nos dirigimos a Plaza Nueva, que ya se había convertido en otro de los lugares habituales de reunión y allí aprovechamos para hacernos unas fotos de recuerdo en los aledaños del lugar de la actuación, y también para posar para los turistas como si fuésemos famosos. Y allí estábamos formados, a 10 minutos de salir a actuar con los nervios que no nos cabían en el cuerpo y con las noticias que nos iban llegando de que la Plaza Nueva estaba que no cabía ni un alfiler. Era una sensación rara, una mezcla entre impaciencia, ganas, miedo, nervios... Llevábamos años deseando cumplir el sueño de tocar por las calles de Sevilla y por fin lo íbamos a cumplir. Así comenzó el pasacalles y al son de La Vida es Bella llegamos hasta el escenario. Fueron momentos indescriptibles, incluso hoy, meses después aún se me remueve algo en el estómago cuando lo recuerdo. El mejor momento, sin duda, fue ver a todos nuestros familiares a un lado, entre el público, aplaudiéndonos y gritándonos como si les fuese la vida en ello. Y ya en lo alto sonaron Andro I, A la Gloria, Nit de Llampecs y Mater Mea (marcha típica de nuestra Semana Santa castellana). Y como colofón final las famosas Oliveiras interpretadas por nuestra sección de gaitas (de la cual formo parte y me siento muy orgullosa), que hicieron participar a todo el público y que dejaron un sabor de boca inmejorable. No se me olvida la cara de sorpresa entre el público con el primer: "¡¡Eh!!" de la canción, pero pronto se animaban y nos acompañaban en los siguientes.

Cada vez se iba uniendo más gente y ya casi al final de la marcha era impresionante ver a toda la plaza levantando el brazo y gritando junto a nosotros. La gente no paró de aplaudir y de darnos la enhorabuena, ya que dejamos constancia de que aunque nuestra Semana Santa se vive con una intensidad diferente a la del sur, el nivel musical de nuestra Villa es muy alto (y por qué no decirlo, el de nuestra agrupación musical también). Tras nosotros actuó la AM Virgen de los Reyes de Sevilla. Podríamos decir que son nuestro modelo a seguir y es una agrupación a la que admiramos, y como no podía ser de otra manera, nos dejaron con la boca abierta.

Seguro que como me pasó a mi aquel día, a muchos de mis compañeros les costó conciliar el sueño esa noche pensando en todo lo que acabábamos de cumplir. Fue impresionante.

El martes madrugamos para finalizar nuestra participación en el Congreso Nacional de Bandas Ciudad de Sevilla con el desfile de clausura en el que participaron más de 50 bandas de música. Es alucinante ver cómo la gente aplaude en cada sólo, anima en cada nota y siente cada marcha interpretada. Aquí es donde sobretodo se ve la diferencia de intensidad con la que se viven este tipo de actos en Castilla y en Andalucía, aquí somos más solemnes, más serios; allí lo viven con los sentimientos más a flor de piel y el silencio se rompe con cientos de aplausos. Todo fue increíble, pero por resaltar algo, me quedo con la BCCTT del Cristo de las Tres Caídas interpretando una marcha a viva voz (Me gusta mi Triana cantando por los caminos.....), con la AM Virgen de los Reyes interpretando el conocido pasodoble Suspiros de España, o con la BCCTT Veterana de Sevilla, que como nosotros, también cuentan con una excelente sección de gaitas.
Después del desfile, de nuevo volvimos al bar El Museo. Su dueño no se perdió ninguna de nuestras actuaciones, y para despedirnos, nos preparó una excelente comida: un pedazo de cocido sevillano.

Se terminó esta maravillosa experiencia y todos regresamos a casa muy orgullosos pero con la sensación de que una parte de nosotros se había quedado en la ciudad hispalense y quizá algún día tengamos que regresar a por ella. En su día ya hicimos los correspondientes agradecimientos, pero yo, hoy, también quiero dar las gracias a todas las personas que nos acompañaron en esta experiencia (los familiares siempre ayudando y apoyando allá por donde vamos) y a los que no pudieron venir pero nos acompañaron con el corazón. A toda la gente que trabajó duro durante meses para hacer posible este viaje, ya que dedicaron mucho tiempo libre para que todo saliera genial como así fue. 

En especial, a mi padre que también es nuestro Director Musical, "Pichi", a quien dedico esta entrada, porque sé que él fue de las personas que más luchó por ver a la banda que él ha visto nacer y crecer pasear por las calles de Sevilla. Yo, por mi parte, me alegro de haber contribuido a hacer su sueño realidad.
Y por supuesto, a todos mis compañeros, ya que sin su esfuerzo y sacrificio diario esto no se hubiera cumplido. Todos los que como nosotros os dedicáis a esto, sabréis bien lo duro que resulta a veces renunciar a muchas cosas y dedicar el tiempo libre que nos queda a ensayar y a actuar mientras que nuestros amigos están en una terraza tomando una caña o en la piscina disfrutando del buen tiempo. Pero es en momentos como los que vivimos en este viaje, cuando te das cuenta de que todo el esfuerzo se ve después recompensado por dos. Fue un placer compartirlo con vosotros, compañeros, amigos, familia.



NOS LLAMAN LOCOS, Y PUEDE QUE LO SEAMOS, PERO PARA ENTENDERLO HAY QUE VIVIRLO. 

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