miércoles, 15 de junio de 2016

Mitos, leyendas y realidades del Lago de Sanabria (Zamora)

En el extremo noroccidental de la provincia de Zamora, cerca de su límite con Portugal y con las provincias de León y Orense. En un lugar que se encuentra entre la Sierra de la Cabrera y Segundera. Ahí, justo ahí, encontramos un paisaje único: el Parque Natural del Lago de Sanabria, en cuyo interior encontramos el lago de origen glaciar más grande de Europa. 

Hace un par de veranos tuve la oportunidad de ir a conocerlo personalmente. Sí, aunque cueste creerlo, a pesar de tenerlo a hora y media de casa no había ido nunca a tan impresionante lugar.

Todo esto ocurrió durante mi época de estudiante de turismo, lo que me llevó a curiosear bastante sobre el lugar antes de poner un pie allí. Innumerables artículos periodísticos, historias, libros, documentales...y un sin fin de documentos encontré acerca de este misterioso lago (desde poemas de grandes autores hasta historias realmente aterradoras que no dejarán indiferente a nadie).

Voy a contaros una de las más conocidas, si no la que más, que cuenta un posible origen del lago:



LEYENDA DEL LAGO DE SANABRIA

"Cuentan que un buen día llegó a la aldea de Valverde de Lucerna un peregrino pidiendo limosna, y al que nadie atendió, salvo unas mujeres que estaban cociendo pan en el horno de este pueblo. Éstas se apiadaron del él, y le dejaron entrar en la sala del horno para que pudiera guarecerse del intenso frío y saciar su hambre con algo más de masa que pusieron en el horno. La masa que introdujeron en el horno creció tanto que finalmente el pan se salió del horno y, las mujeres, sorprendidas ante este hecho, escucharon de boca del peregrino, que resultó ser Jesucristo, el castigo que iba a implantar al pueblo ante su falta de caridad: inundaría la aldea, por lo que debían de huir de sus casas para refugiarse en el monte. Seguidamente el hombre clavó su bastón en el suelo diciendo:

"Aquí clavo mi bastón
aquí salga un gargallón
aquí cavo mi ferrete
que salga un gargallete."

El agua brotó a borbotones anegando el pueblo de Villaverde, salvándose de las aguas tan solo el horno, que conforma hoy en día la pequeña isla que hay en el lago.
Sigue contando la leyenda que los vecinos de los alrededores quisieron sacar las dos campanas de la iglesia hundida, empleando para ello a dos mulos que estuvieran bien alimentados. Sin embargo a uno de ellos le habían ordeñado a la madre y no había podido mamar, derramándose parte de la leche ordeñada por el lomo del animal. Este finalmente no pudo sacar la campana del fondo del lago y el bien alimentado le decía:

"Tira buey bragau
que la leche quí ordeñarum
por el llomu le fue echau
Ven aquí bragau.
-No puedo, quíestoy ordeñau, le contestó"

La campana que se hundía le decía a la otra que salía:

"Tú te vas, Verdosa,
yo me quedo Bamba
y hasta el fin del mundo
no seré sacada"

Y esta es la campana que los hombres que con almas caritativas y generosas pueden oír repicar desde el fondo de las aguas cada noche de San Juan."

Se cree que esta historia fue premonitoria a la catástrofe de Ribadelago, de la que hablaremos más tarde. 


 SANABRIA Y MIGUEL DE UNAMUNO

También es muy conocida la vinculación entre la leyenda de Valverde de Lucerna y el conocido escritor, Miguel de Unamuno.

Hay un libro muy conocido de este escritor, llamado "San Manuel Bueno, Mártir". En esta novela nos habla de dos paisajes. Uno natural, que es la aldea de Valverde de Lucerna, y otro espiritual, que es la villa que según la leyenda está cubierta en el Lago de Sanabria. Con estos dos paisajes, Unamuno quería representar la vida terrenal y el anhelo de la inmortalidad.

Miguel de Unamuno, mientras escribía esta novela, allá por el año 1930, se alojaba en el Balneario Bouzas, que estaba a orillas del lago, y fueron las espectaculares vistas que se tenían desde allí las que inspiraros al escritor. A continuación, dos poesías de Unamuno, escritas durante su estancia en el lugar: 


                                            “San Martín de Castañeda,
                                              espejo de soledades,
                                              el lago recoge edades
de antes del hombre y se queda
soñando en la santa calma
del cielo de las alturas
en que se sume en honduras
de anegarse, ¡pobre!, el alma…
Men Rodríguez, aguilucho
de Sanabria, el ala rota
el cotarro no alborota
para cobrarse el conducho.
Campanario sumergido
de Valverde de Lucerna,
toque de agonía eterna
bajo el caudal del olvido. 
La historia paró, al sendero
de San Bernardo la vida
retorna, y todo se olvida
lo que no fuera primero.”


“Ay, Valverde de Lucerna,
hez del lago de Sanabria,
no hay leyenda que dé cabría
de sacarte a luz moderna.
Se queja en vano tu bronce
en la noche de San Juan,
tus hornos dieron su pan,
la historia se está en su gonce.
Servir de pasto a las truchas
es, aun muerto, amargo trago;
se muere Riba del Lago,
orilla de nuestras luchas.”



TRÁGICO SUCESO DE RIBADELAGO


Pero entre otras muchas historias, la más dramática es la acaecida en el pueblo de Ribadelago, situado en las cercanías del lago. Este fatídico suceso tuvo lugar hace aproximadamente 50 años, y desde entonces, este municipio, desafortunadamente, ha crecido en popularidad tanto a nivel nacional como internacional, llegando a formar parte incluso, de documentales y programas de radio y televisión, entre los que cabe destacar "Cuarto Milenio".

Esto es lo que ocurrió:

 “Entre las 00.20 y las 00.30 horas de la madrugada del viernes 9 de enero de 1959, el caudal de una enorme riada anegó la totalidad de las viviendas de la aldea de Ribadelago. La descripción de lo que aconteció en tan solo diez minutos sobrecoge a cualquiera: “Las gentes que pueden –escribe García Díez en Tragedia de Vega de Tera (2003)– abandonan sus hogares desnudas, semidesnudas y sin pertenencias; y aterrorizadas huyen de la muerte buscando el campanario, los tejados, las copas de los árboles y la altura de los peñascos que, por suerte, abundan por doquier en Ribadelago. En uno y otro barrio los supervivientes se desgañitan gritando a los demás que se salven; al tiempo que sienten cómo se derrumban o desaparecen tras de sí, o en torno suyo, viviendas y edificios. Son momentos críticos, angustiosos, en los que la desesperación humana se entremezcla con los espeluznantes bramidos y balidos de cientos de animales que permanecen atrapados en las cuadras sin ninguna salvación”.

Ciento cuarenta y cuatro personas desaparecieron y algunos de sus habitantes se ataviarán de luto por el resto de su vida. “Fue espantoso. Lo recuerdo como si fuera ayer –comenta una de las pocas vecinas supervivientes que se atreve a recordar la tragedia–. Mi madre y yo nos salvamos de milagro porque una de las paredes de nuestra casa estaba construida sobre una roca que evitó que entrara más agua y nos ahogáramos…”.


Cuando los tímidos rayos del alba acarician los estriados peñascos que rodean el lago, una dantesca estampa de muerte y desolación emerge de entre el lodo y los escombros en la orilla.” 
                  


La escena es tan sobrecogedoramente irreal, que resucita en la memoria colectiva lo que le sucedió a Valverde de Lucerna, aquel pueblo de leyenda extinguido bajo las aguas del lago como consecuencia de un castigo sobrenatural. En este caso, la maldición que libera la funesta riada también es consecuencia de la “mano del hombre”: la rotura de la presa de un embalse hidroeléctrico, situado a unos 1.500 metros de altitud sobre el pueblo de Ribadelago.

Antes de que tuviera lugar la catástrofe, los habitantes de este pueblo se mostraban recelosos con la cimentación de la presa construida por una empresa hidroeléctrica. Tal y como se evidenciaría más tarde durante el proceso judicial para dirimir las causas del suceso, la empresa había escatimado la calidad de los materiales de construcción, para que la construcción fuera más económica, haciendo previsible la tragedia.

A diferencia de Valverde de Lucerna, el campanario de la ermita de Ribadelago logró rescatarse bajo las aguas, siendo trasladado a la iglesia del nuevo asentamiento del pueblo, bautizado como Ribadelago Nuevo, aunque también se denominó Ribadelago de Franco, en honor al militar y dictador de España, Francisco Franco, que colaboró y facilitó la ayuda internacional para la construcción del nuevo pueblo. En la actualidad tiene 115 habitantes.


Este lugar se ha convertido en un enclave turístico para los amantes del misterio y hoy es el recuerdo de un pueblo maldito que evoca dramáticas leyendas que la fatalidad del destino ha convertido en crónica de una tragedia anunciada.”


En nuestro viaje de regreso a casa, tuvimos la ocasión de pasar por Ribadelago Nuevo, un pueblo normal y corriente, como los de ahora, con sus bares, sus chalets, sus parques infantiles, etc. Pero también nos acercamos, llevados por el misterio y la intriga, hasta Ribadelago Viejo, que en la actualidad, tras la catástrofe es un pueblo casi fantasma en el que sólo habitan 39 personas. allí pudimos ver restos de las casas viejas, de piedra y madera, roidas y ennegrecidas por la humedad y destrozadas por la rotura de la presa.

También pudimos ver una estatua conmemorativa, en honor a todas las víctimas del desafortunado suceso, así como grandes trozos de piedra escritos como si fueran una sepultura, ya que muy pocos fueron los cuerpos que pudieron ser rescatados, y que posiblemente, descansan en el fondo del lago, hacia donde fueron arrastrados.

Aunque se han realizado muchas investigaciones y búsquedas, no se han encontrado nada más que 28 cuerpos, debido, muy posiblemente, a que fueron cubiertos por una gran capa de lodo y de material que la riada se llevó por delante.

La verdad, es que fue espeluznante imaginarnos por unos minutos cómo fue aquella situación, y cómo se sentirían los supervivientes de aquella tragedia, que fueron muy pocos.


Fue una experiencia muy bonita de la que guardo mucha información y muy buenos recuerdos, que os seguiré contando en nuevas entradas. Pero de seguro, os puedo recomendar una visita al Parque Natural del Lago de Sanabria, porque de verdad que os va a sorprender.


Fuente: Página Oficial de Turismo de Zamora.
Periódico Digital La Vanguardia.

Alimento, cultura y... ARTE. 5 Vinos curiosos.


Emprendemos nuestro viaje de hoy en un trayecto por lo que a mi me gusta denominar "enocultura".

Es sabido por todos el auge que atraviesa el vino y todo lo que lo rodea.  Son multitud las bodegas que no paran de crecer el número, extensión y producción tanto a nivel nacional como fuera de las fronteras de España. Este crecimiento ha llevado a las bodegas a buscar la diferenciación, la excelencia con pensamientos como "vino producimos mucho, pero...¿qué podemos hacer para llamar la atención de nuestro público objetivo?". Pues por supuesto, lo primero de todo es hacer un buen vino, pero quizá, los menos entendidos en este mundo nos dejamos llevar por los ojos.

Aquí os dejo algunos nombres de vinos, diseños curiosos de botellas o etiquetas originales que no han pasado desapercibidos:

- Pepe Yllera: bodegas Grupo Yllera (conocidas sobretodo por su Verdejo DO Rueda, su Frizzante Yllera 5.5 y sus espumosos Cantosán), ha elaborado este vino que ha denominado "Pepe Yllera" en honor a uno de sus miembros fundadores fallecido a temprana edad. Además del nombre, la etiqueta lleva la imagen del susodicho. Una etiqueta sobria con un diseño sencillo y un bonito homenaje, para un tinto semi-crianza (6 meses en barrica) DO Ribera del Duero con una gran personalidad y muy sutil.

- Corazón Loco: estoy convencida de que Andrés Iniesta ha celebrado más de una ocasión especial con este tinto con denominación Tierras de Castilla, elaborado en sus propias bodegas de Fuentealbilla. Con la inscripción "la pasión va por dentro", el futbolista albaceteño nos quiere transmitir que como en el fútbol, él también se ha dejado el corazón dentro de sus botellas.


- Follador: este vino spumante italiano tiene un curioso nombre. Por supuesto, este nombre no guarda una segunda intención. Su "excéntrico" nombre se debe a que es el apellido italiano de la familia que lo elabora. Seguramente ellos no saben lo que su apellido significa en España, ni la curiosidad que despierta aquí. Se trata de un vino proseco afrutado y fresco.

- Ennius 5.5: este frizzante de bodegas Copaboca, en la DO Rueda, llama especialmente la atención por su color azul cielo. En boca...no es nada del otro mundo, pero tener en la copa un vino de este color es una experiencia única. Además de este color también lo tienen en color verde que también llama bastante la atención.


- Chateau Paquita: es un vino hecho en Felanitx (Mallorca). Su etiqueta permite escribir en ella, por lo que es perfecto para utilizarlo como postal o recomendación. Sin duda alguna, es una buena y original manera de regalar vino.


Estos son 5 de los vinos más curiosos que he encontrado. En próximas entregas conoceremos algunos más.

"El vino es un arte, por dentro y por fuera".